Violencia tardía

Xiomara Jiménez

Por ahora, manos y pies

Hace un tiempo, recordé un programa televisado en el que se hablaba sobre “la fuerza de agarre”. El asunto, afirmaba un experto, es que en las manos está nuestro principal instrumento de sujeción a la vida, así que en la medida en que las tonifiquemos, mayor será el poder para sujetarnos. El episodio ofrecía una serie de consejos, ejercicios y demostraciones sobre cómo tener más fuerza en las manos; el sostenimiento puede salvarnos de una caída peligrosa. De inmediato fui a contárselo a mi mamá, que con los años ha ido perdiendo habilidades para aferrase y a veces luce un desprendimiento casi santo, quería prevenirla frente al riesgo de un resbalón; tienes que sostenerte al bajar o subir escaleras, asirte, le pedí. Por aquel entoces, mi amiga, la antropologa y escritora, Michaelle Ascencio (quien hoy, lamentablemente ya no está con nosotros) me dijo algo que me interesó: en la madurez uno debe tener algo a lo que sujetarse, en ese tiempo, ella estaba embelesada con sus cursos sobre “Alicia en el país de las maravillas” y otro sobre la novela, “Doña Bárbara”. La sujeción y el equilibrio son dos elementos fundamentales en la etapa senil, por esa razón he comenzado esta serie con la imagen de la mutilación; manos y pies cortados son el emblema abridor del proyecto: Violencia tardía, una propuesta visual para explorar el agravio, daño o agresión que están padeciendo las personas de edad adulta en el país, se trata de toda una geografía que exhibe las marcas de su descomposición, como las huellas de una piel escoriada.