En el corazón de aquel primer taller de narrativa emergió la respuesta. Mientras los jóvenes reparaban una y otra vez en la noción de punto de quiebre o punto de cambio recalcada por Héctor, Uniendo Voluntades concretaba un anhelado sueño de recuperar la cancha de la comunidad y el espacio público circundante, en franco estado de abandono. Entonces, al conjugar el taller con nociones de guión documental, llegamos al acuerdo de contar la historia de la resignificación -entendido incluso como ejercicio de reparación simbólica- de la cancha de San Blas como punto de quiebre colectivo que serviría, tanto más, para que los jóvenes compartieran relatos sobre sus propias transformaciones.